Después de un rato de no escribir, me tomo un pequeño espacio para hacerlo y comentar algo que me ha sucedido hace poco más de un mes.

Fue la segunda vez que lo hacían en menos de dos meses, ¿qué?, nos llaman “PROACTIVOS”, la diferencia es que en cada una de las ocasiones lo hicieron expresando sentimientos diferentes.

La primera vez, fue en la charla con un profesor, quien no esperó la oportunidad de reclamarme una cita que hicimos alumnos de mi universidad con el coordinador de asesores del rector, y entre tanto, mencionó: “y es que eres demasiado, PROACTIVO”, así como suena, como si fuera un defecto, una atrocidad o un problema que tuviéramos que corregir. ¿Desde cuándo analizar, proponer y accionar es algo malo, algo incómodo?, algo avasallador, pues, en fin.

La segunda vez que nos llamaron así, fue otra profesora de la FES(Facultad de Estudios Superiores) Acatlán, quien, se refirió al Club de Emprendedores como jóvenes “PROACTIVOS”, que ante los problemas, resuelven; comentario que, sin lugar a dudas, me llena de orgullo puesto que es el grupo estudiantil que dirijo actualmente y arrancamos hace más de un año amigos y yo, con la esperanza de que perdure dentro de la facultad.

Y bueno, algo que he escuchado desde niño (pero no de pequeño, porque nunca he sido pequeño) es que quienes han tenido que vivir de una forma inapreciable son, justamente, quienes más buscan generarse oportunidades, y que es el hambre la que los impulsa a colocarse en donde quieren estar, es entonces que, dada mi corta experiencia, me he percatado que en numerosas ocasiones, el “PROACTIVISMO” es una ‘decisión’ basada en la necesidad; esto no es algo que recrimine, si no todo lo contrario, soy un fiel seguidor de la idea de que cada quien es labrador de su destino pero que los surcos arados no solo se hacen con actitud si no que también dependen de la preparación y de las circunstancias, y a pesar de que todas ellas tienen correlación, me referiré a la actitud y circunstancias, en donde pienso que a la vida hay que tomarla como al toro por los cuernos, y que, como decía Nicolás Maquiavelo: “es preferible ser impetuoso y no cauto porque la fortuna es mujer y se hace preciso si se la quiere tener sumisa”. Cierto es que la fortuna existe y que la hemos aprendido a llamar de distintas formas, inclusive como: “la voluntad de Dios”.

Así, la “PROACTIVIDAD”, no significa sólo tomar la iniciativa, sino asumir la responsabilidad de hacer que las cosas sucedan; decidir en cada momento lo que queremos hacer y cómo lo vamos a hacer, generando las propias circunstancias y aprovechando las que se nos presentan, conocidas como: “oportunidades”, las cuales juegan un papel trascendental para alcanzar las metas fijadas y en las que si la “PROACTIVIDAD” se hace presente, los resultados se harán efectivos invariablemente y ésta será invaluable.

Enrique A. Mendoza Ruiz – enrique.mendoza@ceacatlan.com